INTRODUCCIÓN
Nuestra sociedad nos dice que, cuando caemos, deberíamos volver a levantarnos. Cuando estamos enfermos, deberíamos “aguantar” e ir a trabajar de todos modos. Y, cuando nos lastiman, se supone que debemos superarlo. Esta mentalidad es la base de una cultura que no crea un espacio para la sanación. Para las personas sobrevivientes de hechos de violencia sexual, existen aún más barreras. Por ejemplo, el estigma social sobre la violencia sexual, el estigma por pedir apoyo, la falta de financiamiento para terapia, la falta de apoyo de los empleadores y de licencia remunerada para la sanación y el acceso desigual a la terapia y los servicios de proveedores que comprenden el trauma y la dinámica de poder relativas al abuso y la opresión. Adicionalmente, la narrativa dominante en torno a quién se considera sobreviviente o no, así como lo que se considera sanador, es eurocéntrica y omite la atención con perspectiva cultural.
Las personas que se han visto perjudicadas por la violencia sexual deben ser tratadas con cuidado y compasión, y tener acceso al apoyo y los servicios que necesitan y desean. Las personas sobrevivientes deberían poder decidir su propia trayectoria de sanación sin ninguna barrera impuesta por cuestiones de dinero o identidad. Las personas sobrevivientes deben tener el espacio que necesitan, con la comprensión de sus empleadores y seres queridos de que la sanación no es un proceso lineal, no siempre es conveniente y, a menudo, no hay nada que “superar”, sino que se deben encontrar formas de sobrellevar el trauma mientras se avanza. Las personas sobrevivientes deben ser tratadas con dignidad y con el reconocimiento de su humanidad en cada paso.
PROPONEMOS
- Financiar programas basados en la comunidad y con perspectiva de trauma y cultural que atiendan a las personas sobrevivientes cuyas necesidades con frecuencia son ignoradas por los servicios convencionales de atención médica y de agresión sexual: las personas negras, de pueblos originarios, oprimidas por castas y las personas sobrevivientes de color, las personas sobrevivientes LGBTQIA+ y las personas sobrevivientes con discapacidades.
- Que todas las pólizas de seguro médico cubran completamente los servicios de salud mental sin copago, con inclusión de diferentes terapias con perspectiva de trauma, servicios comunitarios de sanación, tratamientos por abuso de sustancias, servicios de reducción de daños y servicios y profesionales con perspectiva cultural y de afirmación de la identidad.
- Velar porque las personas sobrevivientes jóvenes de hechos de violencia sexual tengan acceso a servicios de sanación sin requerir el consentimiento paterno/materno y analizar los efectos y la eficacia de los requisitos obligatorios de denuncia.
- Aumentar el acceso a los programas de salud mental virtuales y telefónicos a fin de ampliar el grupo de proveedores de servicios mentales disponibles para las personas sobrevivientes que viven en zonas rurales o que están geográficamente separadas de sus centros culturales/de pueblos originarios y desplegar esfuerzos para garantizar un acceso verdadero a las personas sobrevivientes que tienen un dominio limitado del inglés y a quienes están afectadas por la brecha digital y con un acceso limitado a la tecnología.
- Incentivos y requisitos para la capacitación contra el prejuicio y el trauma para todos los proveedores de atención médica y mental.
- Velar porque las instituciones sean responsables si no mantienen la seguridad de niños, niñas y adolescentes y si encubren el abuso sexual infantil, por ejemplo, en la religión organizada y los deportes.
POLÍTICAS QUE NOS AYUDAN A AVANZAR
- Ampliar y permitir que los fondos federales se distribuyan como transferencias directas de dinero en efectivo a servicios de salud mental, médicos e integrales y otros servicios de sanación.
- Financiar el Programa federal de servicios para la agresión sexual con $200 millones, un aumento transformativo de la asignación actual de $38 millones, para que un mayor número de sobrevivientes pueda acceder a centros de crisis por violación financiados con fondos federales y ampliar los servicios que ofrecen esos programas.
- Proporcionar fondos específicos para organizaciones de la comunidad culturalmente determinadas que se centren principalmente en mejorar el acceso a los servicios y el bienestar de las personas sobrevivientes de comunidades de color, comunidades de inmigrantes y otras comunidades marginadas.
- Ampliar la cobertura de la Ley de Licencia Familiar y Médica para incluir días seguros remunerados para todas las personas sobrevivientes de hechos de violencia sexual, independientemente de la antigüedad de la relación laboral y la dimensión del empleador.
- Exigir políticas y procedimientos de protección de orden federal que se centren en niños, niñas y jóvenes para todas las organizaciones que atiendan a jóvenes, con inclusión de capacitación continua para el personal, mecanismos de denuncia anónimos y comités de seguridad en que participen miembros de la comunidad y jóvenes.
- Cambiar las leyes con que actualmente se protege a las organizaciones religiosas, porque limitan los recursos legales de las personas sobrevivientes en casos de abuso sexual infantil y otras formas de violencia sexual.