Cambio de cultura y narrativa

INTRODUCCIÓN

Los sistemas e instituciones que moldean nuestra cultura hoy (como los medios de comunicación, los sistemas legales, las corporaciones y el Estado) con demasiada frecuencia refuerzan narrativas falsas, como una comprensión limitada de quién se considera víctima/sobreviviente que merece nuestra ayuda y compasión (la “víctima perfecta”), y se dedican a “culpar a la víctima”, suponiendo que la persona sobreviviente, en lugar de el autor del hecho, tiene la culpa, como resultado de la discriminación y los estereotipos sobre la identidad y el comportamiento de la persona sobreviviente.

Estos estereotipos y prácticas discriminatorias basados en la raza, género, casta, clase, orientación sexual y otras identidades, sistemas de creencias y conductas de las personas sobrevivientes promueven una cultura de violencia sexual. El uso de lenguaje misógino, homofóbico y transfóbico; la cosificación de ciertos cuerpos; la misoginia contra las mujeres negras, donde se combinan prejuicios de raza y género; y la glamorización de la violencia sexual crean una sociedad que ignora los derechos y el respeto que merecen las personas sobrevivientes y perpetúa las normas culturales negativas que justifican o excusan la violencia sexual.

Estos sistemas no ayudan a las personas sobrevivientes de hechos de violencia sexual de una manera que promueva la sanación y la rendición de cuentas ni tampoco reconocen ni afirman sus identidades y su verdadero poder y resiliencia. En particular, esto afecta de manera desproporcionada a las personas negras, de pueblos originarios y otras personas de color que enfrentan discriminación inherente y barreras adicionales para acceder a la seguridad, los servicios y la justicia.

Estos mismos sistemas e instituciones, y la sociedad en general, pueden ser parte de la solución. Pueden ayudar a cambiar el rumbo de la violencia sexual y crear nuevas narrativas que apoyen a las personas sobrevivientes y erradiquen la cultura de la violencia. Proponemos una transformación de la cultura que tenga por eje las experiencias de todas las personas sobrevivientes: una cultura que no tolere ni invente excusas respecto del abuso, la violencia y el acoso por parte de quienes están en el poder; una cultura que fomente la participación activa en la prevención y la interrupción de la violencia cuando se toma conocimiento de situaciones dañinas (en lugar de ser espectadores); y una cultura que apoye a las personas sobrevivientes de hechos de violencia sexual, y que más allá de simplemente “creerles” a las personas sobrevivientes, promueva y desarrolle activamente una cultura de prevención, rendición de cuentas y sanación.

PROPONEMOS

  1. Promoción del liderazgo de las personas sobrevivientes en espacios interpersonales, institucionales, políticos y culturales, con el eje en las personas sobrevivientes y brindándoles apoyo para que aprovechen su fuerza y su voz para lograr el cambio.
  2. La creación de un lenguaje y lineamientos sobre cómo los medios de comunicación y otras instituciones deben hablar sobre las personas sobrevivientes de manera que se enfoquen en la fuerza y no en la victimización al tiempo que se responsabiliza a los autores del hecho.
  3. La elevación de las historias de sobrevivientes que incluyan a sobrevivientes de diversos orígenes, que sean variadas en sus experiencias y trayectorias como sobrevivientes y en las que se muestre a las personas sobrevivientes como personas completas con identidades más allá de su experiencia con el acoso o la violencia sexual.
  4. Recursos para organizaciones de la comunidad dirigidas por y para sobrevivientes de comunidades marginadas a fin de desarrollar iniciativas holísticas de prevención y respuesta que se centren en la sanación y el bienestar de las personas sobrevivientes y apoyar enfoques alternativos en materia de rendición de cuentas.
  5. Un cambio en las normas sociales que actualmente refuerzan la violencia patriarcal y una cultura blanca dominada por los varones, que incluyen la tolerancia continua del lenguaje y el comportamiento violentos y de odio hacia las personas sobrevivientes que se animan a contar sus historias.
  6. Escuchar los consejos de las personas sobrevivientes que con frecuencia son excluidas de las conversaciones sobre el acoso y la violencia sexual, como las personas sobrevivientes inmigrantes, con discapacidades, las que estuvieron privadas de su libertad y las que se dedican al trabajo sexual consensuado.

POLÍTICAS QUE NOS AYUDAN A AVANZAR

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